¡Buenos días y feliz domingo!
Ya es invierno oficialmente y ya es Navidad, ya la tenemos encima, con el sorteo de lotería mañana, las últimas compras de dulces y regalitos... ¡Queda nada para Nochebueba! ¡Me encanta la noche del 24! No la cambiaría por nada...
Hoy quiero compartir con vosotros una receta sencilla y tradicional que me encanta. Sé que se pueden comer todo el año, pero qué queréis que os diga, a mi las almendras garrapiñadas me huelen a Navidad....
¡Mi hermana y yo nos deleitamos con ellas! ¡En que forma tan sencilla viene a veces la felicidad! jejejeje.
¿Preparamos unas?
Son muy fáciles de hacer, tan sólo requieren un pelín de paciencia.
Necesitaremos:
- 125 gr. de almendras crudas peladas
- 100 gr. de azúcar blanco
- 100 ml. de agua
- 1 sobre de azúcar avainillado (8 gr.) o una cucharada de esencia de vainilla (este toque es opcional)
¿Cómo las hacemos?
Ponemos todos los ingredientes en un cazo a fuego medio y con una cuchara de madera vamos removiendo de tanto en cuando.
Deberemos tener un poquito de paciencia, porque al principio parece que no sucede nada, pero poco a poco, veremos como se va espesando el líquido. Llegará un momento en que empieza a hervir y se llena todo de espuma, es momento de bajar el fuego, manteniendo un puntito de hervor y removiendo constantemente. El líquido acabará desapareciendo y veremos que se ha convertido en una especie de arenilla. Es momento de subir un poquito el fuego de nuevo y no dejar de remover. Observaremos cómo esa arenilla se va volviendo líquida de color caramelo e iremos removiendo y removiendo para que todas las almendras se caramelicen. Cuando veamos que todas las almendras están garrapiñadas y comienzan a soltarse las unas de las otras, es momento de retirarlas del fuego y extenderlas sobre una bandeja de horno en la que habremos puesto una hoja de papel vegetal. Las separamos con la cuchara de madera y las dejamos enfriar. ¡Ya están listas! Mmm...
*Truco: el cazo quedará impregnado de caramelo que al endurecerse es muy difícil de limpiar. Llenadlo de agua y ponedlo a fuego medio. Cuando el agua está caliente, retiradlo y fregadlo. Veréis que así es mucho más fácil ;-)
Las almendras crudas y peladas quedan más caramelizadas, mientras que si usamos almendras tostadas con piel, nos quedarán más secas, más garrapiñadas. Eso, ya a gusto del consumidor. En mi caso, sean como sean, ¡me pierden!
Antes de terminar el post, dejad que os desee una ¡FELIZ NAVIDAD! Os gusten más o menos estas fechas, no dejéis pasar la oportunidad de sonreir y disfrutarlas junto a los vuestros. ¡Que seáis felices!
No hay comentarios:
Publicar un comentario