¡Hola de nuevo!
¡Ya tenemos ordenador con conexión!
Ais.... no os trasladéis ni hagáis obras porque todo se pone patas arriba!
Sobrevivir al traslado fue más sencillo porque tenemos unos amigos que son unos soles. Todos los que pudieron, vinieron a ayudarnos y¡ fueron una bendición! Entre amigos y familiares teníamos todo en el nuevo piso en una mañana, ¡yuju!
Luego ya llegaron los albañiles, el carpintero, el de las ventanas, el fontanero, el electricista,... y la paz interior se fue de vacaciones (al menos ella sí que ha podido irse!) y la casa se llenó de gente y de polvo, de mucho polvo. Pero nosotros sobrevivíamos parapetados entre nuestra habitación, el baño y el balcón. Es como estar en un hotel: vemos la tele en la cama y cenamos en el balcón. Eso sí, en cuanto abres la puerta de la habitación... la realidad (y el polvo!) se abalanzan sobre ti.